¿Qué es la fe en Jesús?
La fe es más que una creencia: es una convicción viva, una certeza interior que impulsa al alma a confiar, aun cuando los sentidos dicen lo contrario. Es caminar sobre las aguas del temor con los ojos puestos en lo invisible, sabiendo que Dios es fiel, incluso cuando la vida tambalea.
En el corazón del cristianismo, la fe no es una idea abstracta ni una emoción pasajera. Es una relación íntima de confianza con Jesús, el fundamento y consumador de nuestra esperanza. Hebreos 11:1 lo describe así: “Es, pues, la fe la certeza de lo que se espera, la convicción de lo que no se ve.” No se basa en pruebas humanas, sino en la fidelidad de Dios.

Fe que transforma
La verdadera fe transforma. No simplemente nos consuela, sino que nos impulsa a vivir conforme a la verdad de Dios. Nos levanta del pecado, nos fortalece en medio del dolor y nos guía por sendas de justicia. Es la chispa que activa milagros, el canal por donde fluye la sanación, y el puente que une nuestro quebranto con la gracia restauradora de Cristo.
Fe en tiempos de prueba
No es difícil creer cuando todo va bien; el desafío surge cuando la tormenta ruge, cuando las oraciones parecen rebotar en el cielo. Y es allí, en ese terreno árido, donde la fe brilla con mayor intensidad. No porque lo tengamos todo resuelto, sino porque decidimos creer que Dios obra, incluso en el silencio.

¿Cómo cultivar la fe?
Escucha la Palabra: La fe viene por el oír, y el oír por la Palabra de Dios (Romanos 10:17).
Ora con confianza: La oración fortalece la conexión con el Padre.
Rodeate de comunidad: La fe se edifica en unidad.
Actúa en obediencia: Cada paso de obediencia alimenta la fe.
La fe es el inicio del camino, pero también su sostén. En un mundo herido, donde tantos anhelan respuestas, la fe en Jesús es la llave de la verdadera sanación. No es negar el dolor, sino enfrentarlo con esperanza. No es cerrar los ojos, sino abrir el corazón al que puede restaurarlo todo.
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