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La Unción Cristiana

La Unción Cristiana: Una Presencia Transformadora

En el lenguaje común de muchas iglesias cristianas, se escucha frecuentemente el término “unción”. Se habla de “alabadores ungidos”, de “mensajes ungidos” o de “momentos de unción” en un culto. Pero, ¿qué significa realmente este concepto? ¿Es simplemente una emoción intensa, una atmósfera cargada de sentimentalismo o algo más profundo y sustancial?

Para comprender la unción cristiana, es esencial remontarse a sus raíces bíblicas, lejos de interpretaciones modernas y superficiales. La unción no es un concepto nuevo del cristianismo pentecostal o carismático; es una realidad teológica que recorre toda la Escritura, culminando en la persona de Jesucristo.

Uncion
La unción es un importante componente de la tradición cristiana.

Raíces en el Antiguo Testamento: Separar y Consagrar

En el Antiguo Testamento, la unción consistía en el acto de derramar aceite (generalmente de oliva) sobre la cabeza de una persona o un objeto para apartarlo para un propósito sagrado específico. Este acto simbólico representaba la consagración y la investidura del poder del Espíritu de Dios para la tarea encomendada.

  • Reyes: Saúl, David y Salomón fueron ungidos por profetas, señalando que eran escogidos por Dios para gobernar su pueblo (1 Samuel 16:13).

  • Sacerdotes: Aarón y sus hijos fueron ungidos para servir en el tabernáculo, mediando entre Dios y los hombres (Éxodo 30:30).

  • Profetas: Personajes como Eliseo fueron ungidos para proclamar con autoridad la palabra de Dios (1 Reyes 19:16).

En todos estos casos, la unción significaba separación para Dios y capacitación divina. El aceite era un símbolo visible del Espíritu Santo, que empoderaba al individuo para cumplir una función que, por sus propias fuerzas, no podría realizar.

La uncion de Jesús en Betania
Jesús fue ungido en Betania, por Maria, hermana de Lazaro.

La Cumbre de la Unción: Jesucristo, el Ungido

La palabra hebrea para “Ungido” es Mashiaj, de donde deriva la palabra “Mesías”. Su equivalente en griego es Christos, “Cristo”. Por lo tanto, cuando confesamos que Jesús es el Cristo, estamos declarando que Él es el Ungido por excelencia.

Jesús mismo lo afirmó en la sinagoga de Nazaret, leyendo el pasaje de Isaías 61:1: “El Espíritu del Señor está sobre mí, por cuanto me ha ungido para dar buenas nuevas a los pobres…” (Lucas 4:18). En Cristo, la unción deja de ser un símbolo para convertirse en una realidad plena y permanente. Él fue ungido no con aceite, sino con el Espíritu Santo sin medida (Juan 3:34), combinando en su persona los tres oficios ungidos: Profeta, Sacerdote y Rey.

La Unción del Creyente: Una Herencia en Cristo

La maravilla del evangelio es que esta unción no se queda únicamente en Jesús, sino que se extiende a todo aquel que cree en Él. El Nuevo Testamento enseña claramente que los cristianos participan de la unción de Cristo.

  • 2 Corintios 1:21-22: “Y es Dios el que nos confirma con vosotros en Cristo, y el que nos ungió, y el que nos selló, y nos dio las arras del Espíritu en nuestros corazones.”

  • 1 Juan 2:20, 27: “Pero vosotros tenéis la unción del Santo, y conocéis todas las cosas… en cuanto la unción misma os enseña todas las cosas.”

El aceite de oliva es la materia prima de la unción.

Estos pasajes revelan verdades fundamentales sobre la unción del creyente:

  1. Es una realidad posicional: Todo verdadero creyente tiene la unción. No es algo que se busca ocasionalmente, sino un estado de ser que se recibe en el momento de la conversión. Es el sello y la garantía del Espíritu Santo que mora en nosotros.

  2. Tiene un propósito funcional: Así como la unción en el Antiguo Testamento capacitaba para una tarea, la unción del Espíritu nos capacita para vivir la vida cristiana. Nos da discernimiento para distinguir la verdad del error (1 Juan 2:27), poder para ser testigos (Hechos 1:8), y fruto para agradar a Dios (Gálatas 5:22-23).

  3. No es sobre emociones, sino sobre verdad: La unción bíblica está intrínsecamente ligada a la verdad y a la Palabra de Dios. El Espíritu Santo, que es el Ungidor, nos guía a toda la verdad (Juan 16:13). Una “unción” que contradice las Escrituras o que se busca solo por una experiencia sensorial, no es la unción de la que habla la Biblia.

La Unción del Espíritu Santo: El Poder Transformador de Dios en el Creyente

En el corazón de la experiencia cristiana vibrante y transformadora yace un concepto fundamental, a veces malentendido pero profundamente bíblico: la unción del Espíritu Santo. Esta no es una idea abstracta o un mero sentimiento religioso, sino la realidad poderosa y personal de la presencia misma de Dios actuando en y a través de su pueblo.

El Agente de la Unción: ¿Quién es el que unge?

Para evitar confusiones, es crucial identificar al “Ungidor”. La Biblia es clara: Dios Padre es la fuente de la unción, Jesucristo es el recipiente perfecto y el modelo, y el Espíritu Santo es el Agente divino mediante el cual la unción se aplica y se manifiesta.

El apóstol Pablo lo explica de manera inequívoca: “Y el que nos confirma con vosotros en Cristo, y el que nos ungió, es Dios, el cual también nos selló, y nos dio las arras del Espíritu en nuestros corazones” (2 Corintios 1:21-22). Dios es el sujeto que realiza la acción de ungir, y el “aceite” simbólico, el sello y la garantía que se deposita en nosotros, es nada menos que el Espíritu Santo mismo.

Por lo tanto, hablar de la “unción del Espíritu Santo” es hablar de la obra misma del Espíritu al tomar posesión de una vida, consagrarla y empoderarla para los propósitos de Dios.

Conclusión: Viviendo en la Realidad de la Unción

Entender la unción cristiana nos libera de dos extremos peligrosos:

  • El misticismo emocional: Buscar “momentos de unción” como si fueran experiencias espirituales fugaces y basadas en sensaciones.

  • El racionalismo estéril: Creer en Dios pero vivir dependiendo únicamente de la fuerza propia, negando la obra y el poder del Espíritu Santo que mora en nosotros.

La verdadera unción es la presencia permanente y activa del Espíritu Santo en la vida del creyente, que nos fue dada por nuestra unión con Cristo, el Ungido. Es lo que nos capacita para orar, adorar, servir, sufrir con gozo y proclamar el evangelio con poder y convicción.

Por lo tanto, no debemos pedir “más unción” como si fuera algo que no tenemos, sino más bien depender conscientemente de la unción que ya poseemos en Cristo, permitiendo que el Espíritu Santo nos llene, nos guíe y manifieste Su poder a través de nuestras vidas, para gloria de Dios.

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Estudio Bíblico: La Unción Cristiana: Una Presencia Transformadora

Objetivo: Comprender el significado bíblico de la “unción”, lejos de conceptos superficiales, y aprender a vivir en la realidad del Espíritu Santo que ya mora en nosotros.

Texto Clave: 2 Corintios 1:21-22 (RVR60) – “Y el que nos confirma con vosotros en Cristo, y el que nos ungió, es Dios, el cual también nos selló, y nos dio las arras del Espíritu en nuestros corazones.”

Introducción: Rompiendo Mitos (15 min)

Preguntas para Romper el Hielo:

  1. Cuando escuchas la palabra “unción” en un contexto cristiano, ¿qué es lo primero que se te viene a la mente?

  2. ¿Alguna vez has experimentado o escuchado de un “momento de unción” en un culto? ¿Cómo se sintió o cómo se describió?

Lectura: Leer en voz alta el primer párrafo del artículo.

Discusión:

  • El artículo menciona que a veces se confunde la unción con “una emoción intensa” o “una atmósfera cargada de sentimentalismo”. ¿Por qué crees que sucede esto? ¿Cuáles podrían ser los peligros de equiparar la unción solo con una emoción?

Transición: Para entender lo que realmente es, debemos ir a la fuente: la Biblia.

1. Raíces en el Antiguo Testamento: Un Símbolo de Consagración (20 min)

Lectura de Referencias:

  • 1 Samuel 16:13 (Unción de David como rey)

  • Éxodo 30:30 (Unción de Aarón y sus hijos como sacerdotes)

  • 1 Reyes 19:16 (Unción de Eliseo como profeta)

Preguntas para Discusión:

  1. Según estos pasajes, ¿qué acción física se realizaba y sobre quiénes?

  2. ¿Cuál era el propósito común de ungir a reyes, sacerdotes y profetas? (Pistas: separación, consagración, capacitación).

  3. ¿Qué representaba el aceite? ¿Era el aceite en sí mismo el poder, o era un símbolo de algo más?

Resumen: La unción en el AT era un acto simbólico que significaba:

  • Separación: La persona u objeto era apartado para un propósito sagrado de Dios.

  • Consagración: Era dedicado exclusivamente al servicio de Dios.

  • Capacitación: Dios, a través de Su Espíritu, empoderaba a la persona para una tarea que superaba sus capacidades humanas.

Lectura de Referencias:

  • Lucas 4:18 (Jesús leyendo Isaías 61:1)

  • Juan 3:34

Preguntas para Discusión:

  1. ¿Con qué fue ungido Jesús? ¿Cómo contrasta esto con la unción del AT?

  2. El título “Cristo” (griego) y “Mesías” (hebreo) significan literalmente “el Ungido”. ¿Qué nos dice esto sobre la identidad central de Jesús?

  3. ¿Cómo cumplió Jesús los tres oficios ungidos del AT? (Él es el Profeta definitivo que revela al Padre, el Sacerdote supremo que se sacrifica a sí mismo, y el Rey eterno que gobierna).

Punto clave: En Jesús, la unción deja de ser un símbolo (aceite) para convertirse en la realidad plena (el Espíritu Santo habitando en toda su plenitud).

Lectura de Referencias:

  • 2 Corintios 1:21-22

  • 1 Juan 2:20, 27

Preguntas para Discusión:

  1. Según 2 Corintios 1:21, ¿quién es el que unge? ¿Y a quiénes unge?

  2. El artículo presenta dos verdades fundamentales. Analicémoslas:

    • Realidad Posicional: “Todo verdadero creyente tiene la unción”. ¿Recibimos esta unción por esfuerzo o por posición en Cristo? ¿Cuándo se recibe? (Ver también Efesios 1:13-14).

    • Propósito Funcional: ¿Para qué nos capacita la unción? (Discernimiento – 1 Jn 2:27, poder para testificar – Hch 1:8, fruto espiritual – Gál 5:22-23).

  3. ¿Cómo nos ayuda 1 Juan 2:27 a entender que la unción no es principalmente emocional, sino que está ligada a la verdad y al discernimiento?

Lectura: Leer en voz alta la sección “Conclusión” del artículo.

Preguntas para Reflexión y Aplicación:

  1. El artículo advierte sobre dos extremos: el misticismo emocional y el racionalismo estéril. ¿Con cuál de los dos tiendes a luchar más? ¿Por qué?

  2. En lugar de pedir “más unción”, el artículo nos llama a “depender conscientemente de la unción que ya poseemos”. ¿Qué diferencia práctica hay entre estas dos mentalidades?

  3. Ejercicio Prático: Piensa en un área de tu vida donde te sientes débil o inseguro (ej. testificar a un compañero de trabajo, tener paciencia en casa, perdonar a alguien). ¿Cómo cambiaría tu enfoque en esa situación si confías conscientemente en que el Espíritu Santo (la unción) ya está en ti para capacitarte?

Oración Final:

  • Agradecer a Dios por el don de Su Espíritu Santo que mora en nosotros.

  • Pedir discernimiento para no buscar solo experiencias emocionales, sino la guía de la verdad.

  • Clamar por una dependencia diaria y consciente del poder del Espíritu Santo que ya tenemos, para vivir consagrados y capacitados para Su gloria.