La caída de Jericó: solo por la fe
De todas las ciudades del mundo antiguo, pocas cautivan la imaginación como Jericó. Su nombre es sinónimo de murallas impenetrables y una caída milagrosa que sacudió la tierra. La historia de la destrucción de Jericó, tal como se relata en el Libro de Josué, es un relato fundamental de fe, obediencia e intervención divina que ha resonado durante milenios. Es una narrativa tejida a partir de imponentes fortificaciones, la valentía de una mujer, el sonido de las trompetas y el poder del Arca del pacto.
La ciudad impenetrable
Ubicada en el valle del Jordán, la antigua Jericó era un tesoro formidable. Conocida a menudo como «la ciudad de las palmeras», era un exuberante oasis y una fortaleza estratégica crucial que protegía la entrada a Canaán.
Su característica más distintiva era su sistema defensivo: una enorme muralla doble. La muralla exterior tenía aproximadamente dos metros de grosor, y la interior era aún más robusta, con unos tres metros y medio de grosor, con una considerable separación entre ambas.
Algunos arqueólogos sugieren que estas murallas se construyeron sobre un revestimiento de piedra inclinado, lo que las hacía prácticamente imposibles de escalar o de romper con la tecnología militar de la época. Para las tribus israelitas, recién llegadas de sus peregrinajes por el desierto, Jericó no era solo una ciudad; era el primer y mayor obstáculo para reclamar la tierra que creían les había sido prometida por Dios.
Los espías y el Salvador: el acto de fe de Rahab
Antes de cualquier acción militar, Josué, líder de los israelitas, envió dos espías a la ciudad. Su misión era peligrosa, y pronto descubrieron su presencia. El rey de Jericó ordenó su captura, pero encontraron una inesperada protectora en Rahab, una mujer que vivía en una casa construida en la muralla de la ciudad.
Rahab, a pesar de ser cananea y prostituta, había oído hablar del Dios de Israel y de los milagros que había realizado por su pueblo. Reconoció un poder superior a los muros de Jericó. Escondiendo a los espías en su tejado bajo tallos de lino, mintió con valentía a los hombres del rey, enviándolos a una persecución falsa.
A cambio de la seguridad de su familia, obtuvo una promesa de los espías: cuando los israelitas atacaran, ella colgaría un cordón escarlata en su ventana, y todos en su casa quedarían a salvo. La historia de Rahab es una de fe extraordinaria y una valentía crucial, que demuestra que la lealtad a lo divino puede trascender la nacionalidad y la posición social.
La Estrategia Divina: Una Marcha de Fe
El plan entregado a Josué para conquistar Jericó era diferente a cualquier estrategia militar anterior o posterior. No había máquinas de asedio, ni arietes, ni escalas. Era, en cambio, un ritual de fe.
El ejército israelita, liderado por siete sacerdotes que tocaban trompetas de cuerno de carnero (shofar), debía marchar alrededor de la ciudad una vez al día durante seis días. El Arca de la Alianza , el cofre sagrado que representaba la presencia misma de Dios entre su pueblo, era llevado delante de ellos. La ciudad observaba, sin duda desconcertada por este silencioso ejército procesional.
Durante seis días, la rutina fue la misma: una sola marcha silenciosa, interrumpida únicamente por el toque de los shofares. Luego, al séptimo día, se levantaron al amanecer y marcharon no una, sino siete veces. En la séptima vuelta, mientras los sacerdotes tocaban las trompetas con un toque largo y penetrante, Josué dio la orden: “¡Gritad! ¡Porque el Señor os ha entregado la ciudad!”.
La caída de los muros
Lo que sucedió a continuación es el clímax de la historia. Mientras el pueblo gritaba con gran algarabía, los muros de Jericó se derrumbaron. El verbo hebreo utilizado sugiere un colapso “bajo sí mismo”. Las imponentes fortificaciones, orgullo de la ciudad, quedaron reducidas a escombros.
El ejército israelita atacó directamente la ciudad, superando una defensa que ya había sido desmantelada por Dios. Fieles a su juramento, los dos espías fueron a la casa de Rahab, marcada con el cordón escarlata, y la pusieron a salvo, junto con su familia, fuera del campamento de Israel.
Jericó fue entonces consagrada a la destrucción, una práctica conocida como herem , y sus riquezas fueron consagradas al tesoro del Señor. La ciudad fue incendiada y se pronunció una maldición sobre cualquiera que se atreviera a reconstruirla, una maldición que se cumplió siglos después durante el reinado del rey Acab (1 Reyes 16:34).
Historia y fe: el debate arqueológico
La historicidad de la Batalla de Jericó es objeto de intenso debate entre los arqueólogos. Las excavaciones en el yacimiento (Tell es-Sultan) han revelado que Jericó es una de las ciudades habitadas continuamente más antiguas del mundo, con evidencia de estratos de destrucción.
La destrucción más prominente, con el derrumbe de muros y un incendio generalizado, está fechada por algunos estudiosos alrededor del año 1550 a. C., anterior a la cronología generalmente aceptada para Josué (c. 1400-1200 a. C.). Esto ha llevado a muchos arqueólogos a concluir que la ciudad ya estaba en ruinas cuando llegaron los israelitas.
Sin embargo, otros eruditos señalan evidencia de un asentamiento fortificado más pequeño en el sitio durante la Edad del Bronce Tardío y argumentan a favor de una cronología diferente que alinea la destrucción más de cerca con la narrativa bíblica.
Para muchas personas de fe, la historia constituye un testimonio del poder de Dios, independientemente de las interpretaciones arqueológicas. Sirve como una poderosa metáfora: que los obstáculos más insuperables de la vida pueden superarse no solo con la fuerza humana, sino mediante la fe y la obediencia.
El eco de las trompetas
La caída de Jericó sigue siendo una de las historias más emblemáticas del mundo occidental. Es un relato sobre los muros que nos confinan, ya sean de piedra, miedo o las circunstancias, y la fe necesaria para verlos caer.
Desde el sonido de los shofares hasta la serena valentía de Rahab, desde las marchas silenciosas hasta el grito final triunfal, la historia de Jericó perdura como una narrativa atemporal del poder divino que interviene en la historia humana, demostrando que ningún muro es demasiado alto cuando la fe guía el camino.
Estudio bíblico: Los muros de Jericó y el poder de la fe
Pasaje clave: Josué capítulos 2 y 6
Tema central: Superar obstáculos aparentemente imposibles a través de la obediencia fiel a Dios.
Oración inicial:
Señor, al abrir tu Palabra hoy, abre nuestros corazones y mentes. Enséñanos, a través de la historia de Jericó, lo que significa confiar plenamente en ti, especialmente cuando nos enfrentamos a nuestros propios “muros imposibles”. Danos la valentía de Josué y la fe de Rahab. En el nombre de Jesús, amén.
Parte 1: El muro imposible (Josué 6:1)
Jericó estaba completamente cerrada a causa de los israelitas. Nadie salía ni entraba. (NVI)
Preguntas para discusión:
Describe un obstáculo que enfrentas actualmente en tu vida. Podría ser un miedo, un obstáculo financiero, una relación rota, un pecado persistente o una meta aparentemente inalcanzable.
Lea Josué 6:1. La ciudad estaba “herméticamente cerrada”. ¿Cómo se siente uno cuando un problema parece impenetrable y no hay una salida evidente?
Desde una perspectiva humana, ¿cuáles eran las posibilidades de Israel de tomar Jericó solo por la fuerza militar? ¿Por qué es significativo que Dios no les diera un plan de batalla convencional?
Parte 2: Una fe improbable (Josué 2:8-11)
«Sé que el Señor les ha dado esta tierra —les dijo—. Porque el Señor su Dios es Dios arriba en los cielos y abajo en la tierra.» (Josué 2:9, 11, NVI)
Preguntas para discusión:
Rahab era una prostituta cananea, una forastera en todos los sentidos. ¿Qué nos enseña su profunda confesión de fe (vv. 9-11) sobre a quién puede Dios salvar y usar para sus propósitos?
La fe de Rahab se basaba en escuchar las obras de Dios (el Mar Rojo, las victorias al este del Jordán). ¿Cómo puede fortalecer nuestra fe escuchar testimonios de la fidelidad de Dios en la vida de otros?
El cordón escarlata era una señal física de su fe y de su pacto con los espías. ¿Qué son los “cordones escarlata” en nuestra vida: los símbolos y recordatorios de las promesas de Dios y la salvación (por ejemplo, el bautismo, la Santa Cena, un versículo bíblico específico)?
Parte 3: Una estrategia poco convencional (Josué 6:2-5)
Entonces el Señor le dijo a Josué: «Mira, he entregado a Jericó en tus manos… Marcha alrededor de la ciudad una vez con todos los hombres armados. Haz esto durante seis días» (Josué 6:2-3, NVI).
Preguntas para discusión:
Ponte en el lugar de un soldado israelita. ¿Cuáles podrían haber sido tus pensamientos y dudas sobre el extraño plan de batalla de Dios?
¿Por qué crees que Dios eligió un método que requería paciencia, silencio y rituales en lugar de una acción militar inmediata? ¿Qué nos enseña esto sobre cómo obra Dios a menudo?
El Arca de la Alianza, que representa la presencia de Dios, estaba en el centro de la procesión. ¿Cuál es la importancia de mantener la presencia de Dios en el centro mientras “marchamos” frente a nuestros propios desafíos?
Parte 4: La obediencia y el grito (Josué 6:12-16, 20)
“Cuando sonaron las trompetas, el ejército gritó, y al sonido de la trompeta, cuando los hombres dieron un fuerte grito, la muralla se derrumbó; así que todos cargaron directamente y tomaron la ciudad.” (Josué 6:20, NVI)
Preguntas para discusión:
Los israelitas tuvieron que obedecer durante siete días antes de ver resultados. ¿En qué aspectos de tu vida te llama Dios a una obediencia persistente y paciente, incluso cuando no ves ningún cambio?
La victoria se logró finalmente por el poder de Dios («el Señor os ha dado la ciudad» – v. 16), pero fue activada por el grito fiel del pueblo. ¿Cómo ilustra esto la alianza entre la soberanía de Dios y nuestra respuesta fiel?
Rahab y su familia fueron salvados en medio del juicio, así como nosotros somos salvados en Cristo del juicio que merecemos. ¿Cómo se relaciona su historia con el evangelio?
Aplicación y reflexión
Identifica tu muro: Revisa el muro que identificaste al principio. Después de estudiar este pasaje, ¿cómo cambia tu perspectiva sobre él?
La manera poco convencional de Dios: ¿Es posible que Dios le esté pidiendo que aborde este problema de una manera “poco convencional”, tal vez a través del perdón en lugar de la represalia, la generosidad en lugar del acaparamiento o la confianza silenciosa en lugar de la acción frenética?
El cordón escarlata del recuerdo: Elige una promesa de Dios en las Escrituras para que sea tu “cordón escarlata” esta semana: un recordatorio específico de Su fidelidad y salvación mientras enfrentas tu desafío.
Oración final:
Padre Celestial, gracias por la increíble historia de Jericó. Nos recuerda que ningún muro es demasiado alto para ti y que a menudo te vales de las personas y los métodos más improbables para cumplir tu voluntad. Perdónanos por confiar en nuestra propia fuerza y sabiduría. Danos la fe de Rahab y la perseverancia obediente de Josué. Ayúdanos a mantener la mirada puesta en ti, el Arca de nuestra salvación, y a confiar en que, en el momento oportuno, nuestro grito de fe coincidirá con tu gran poder. En el nombre de Jesús, amén.
