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Preguntas sobre la fe

Preguntas sobre la fe: un enfoque lleno de gracia

Creando un espacio seguro para explorar tus preguntas más difíciles

A menudo comienza con un susurro en medio de un sermón, un pensamiento persistente durante una oración o una pregunta que parece demasiado peligrosa para expresar en voz alta.

Si Dios es bueno, ¿por qué hay tanto sufrimiento?
¿Cómo puedo creer en un Dios que no veo ni oigo? ¿
No son todas las religiones básicamente iguales? ¿
Y qué pasa con quienes nunca han oído hablar de Jesús?

Para muchos, estas preguntas vienen acompañadas de una oleada de culpa. Tememos que la duda sea lo opuesto a la fe, que hacer preguntas difíciles signifique que estamos fracasando en ser un “buen cristiano”.

¿Pero qué pasa si ocurre lo contrario? ¿Y si una fe que se cuestiona no es una fe débil, sino una fe en crecimiento? ¿Y si Dios no teme nuestras preguntas?

Dudas sobre la fe
Es normal sentir dudas acerca de la fe.

La duda no es enemiga de la fe

Replanteemos esto desde el principio:  la duda no es incredulidad.  La incredulidad es una negativa firme a creer. La duda, en cambio, es un estado de incertidumbre, un cuestionamiento, un deseo de saber más.

Piénsalo de esta manera:

  • La certeza  dice: “Sé que este puente me sostendrá”.

  • La incredulidad  dice: “Sé que ese puente  no  me sostendrá y me niego a pisarlo”.

  • La duda  dice: «Quiero cruzar ese puente, pero no sé si es seguro. Necesito echarle un vistazo».

Dudar no es quedarse quieto ni alejarse; es examinar cuidadosamente el puente de la fe para descubrir si es confiable. Este proceso no debilita la fe; puede conducir a una fe que sea verdadera y profundamente tuya.

Una galería de interrogadores

Estamos en buena compañía cuando le planteamos nuestras preguntas a Dios. La Biblia está llena de personas fieles que se atrevieron a hacer preguntas difíciles.

  • David  preguntó: « Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has abandonado? ¿Por qué estás tan lejos de mi salvación? » ( Salmo 22:1 ). Este es un grito de angustia y duda que luego vemos en los labios de Jesús.

  • Juan el Bautista , desde una celda, envió a sus seguidores a preguntarle a Jesús: « ¿Eres tú el que ha de venir, o debemos esperar a otro? » ( Mateo 11:3 ). Incluso el gran profeta necesitaba consuelo.

  • Tomás  se negó a creer en la resurrección sin evidencia física ( Juan 20:25 ). No fue rechazado por su duda; Jesús lo encontró justo en medio de ella.

Dios no se deja intimidar por nuestra incertidumbre. Nos invita a una indagación sincera.

 

Preguntas dificiles
Las preguntas dificiles se pueden manejar.

Cómo abordar preguntas difíciles con gracia

Crear un espacio seguro para las dudas, tanto para nosotros como para los demás, requiere un nuevo enfoque. Así es como podemos lograrlo:

1. Cambia del miedo a la curiosidad.
Cuando surja una pregunta difícil, no te asustes. Siente curiosidad. Di: «Esa es una pregunta muy importante. Analicémosla juntos». Esto transforma la duda de una amenaza en una oportunidad de descubrimiento. La curiosidad es el motor del crecimiento espiritual.

2. Separa la pregunta de quien la plantea.
Con demasiada frecuencia, vemos a alguien con dudas y lo etiquetamos de “escéptico”. Esto es profundamente vergonzoso. Debemos aprender a separar a la persona de la pregunta. Una persona es un hijo amado de Dios, y punto. Una pregunta es simplemente una pregunta. Esto crea seguridad y mantiene la relación en el centro.

3. Acepta el “No sé”.
Como cristianos, a menudo sentimos que necesitamos una respuesta ingeniosa y predefinida para cada pregunta. Pero a veces la respuesta más sincera y llena de gracia es: “Sabes, yo también he tenido problemas con eso. No tengo una respuesta perfecta, pero así es como me las arreglo”. La autenticidad es mucho más poderosa que la pretensión.

4. Señala el carácter de Dios, no solo una respuesta.
A veces, no encontramos una respuesta intelectual satisfactoria a la pregunta “¿Por qué sucedió esto?”. En esos momentos, no abandonamos la búsqueda de la verdad; nos anclamos en el carácter de Dios, que es la Verdad.

Podemos decir: «No entiendo esta situación específica, pero sé que Dios es bueno, amoroso y soberano. Confío en su carácter incluso cuando no entiendo sus planes».

5. Ofrezca recursos, no solo consuelo.
No importa si no es un experto. Conviértase en un guía que le indique recursos útiles. Recomiende libros de autores cristianos reflexivos como Timothy Keller , CS Lewis , Lee Strobel o Rebecca McLaughlin, quienes han abordado estas preguntas a fondo. Esto demuestra al buscador que su pregunta es válida y que ha sido abordada con detenimiento por grandes figuras de la fe.

La fe honesta es importante a la hora de manejar las dudas.

Una invitación a la fe honesta

Si tienes miedo de preguntar algo, deja que esta sea tu invitación. Tu fe es lo suficientemente fuerte como para afrontarlo. Dios es lo suficientemente grande como para soportarlo.

Entrégate por completo a Dios: tus creencias  y  tus dudas, tu confianza  y  tus preguntas. No tienes que esconderte para ser amado. Un buscador honesto está más cerca del corazón de Dios que un hipócrita acomodado.

La fe verdadera y llena de gracia no consiste en tener todas las respuestas. Se trata de confiar en una Persona, Jesucristo, quien afirmó  ser  la Respuesta. El camino para encontrar las respuestas no es un camino que nos aleje de Él, sino un camino que conduce directamente al pie de la cruz, donde la pregunta fundamental sobre el sufrimiento y el amor fue respondida de una vez por todas.

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